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terça-feira, 3 de fevereiro de 2009

ROCK`N ROLL - QUAL REBELDIA QUEREMOS?


O recente caso do cantor punk cubano Gorki Áquila, preso em Cuba após alguns anos propagandeando a contra-revolução, por diversos delitos (drogas, violência, etc.) agitou o mundo do rock, é importante sabermos e divulgarmos que Gorki possui o apoio de diversas pessoas nos EUA que vendem seus discos, que entre diversas besteiras, faz claras defesas do regime fascista de G.W Bush.
Uma das acusações de Gorki é que o regime cubano persegue o Rock, uma grande mentira, provada pelos shows recentemente realizados por duas das mais famosas bandas, Audioslave e Sepultura.

O Rock sempre foi caracterizado por sua rebeldia, porém, nos últimos tempos, perdeu um pouco a sua identidade, sendo que a rebeldia que um dia cantou e despejou lágrimas contra o massacre no Vietnã hoje as derrama muito mais por cachaça e amores impossíveis. Este movimento cultural, expropriado pela burguesia assim como tantos outros (lembremos das diversas atividades culturais anti-comunistas financiadas pela CIA), é conhecido no mundo todo até hoje. Reproduzimos na integra um texto de Freddy Stock, publicado no site da Juventude Comunista do Equador (http://www.jcecuador.org).


----TAMBIEN PELEAMOS POR VIETNAM----

El peor enemigo de la Casa Blanca estaba en su país. Tenía forma de rebelión juvenil, de chicos que seguían ídolos con pelo largo y guitarras eléctricas que llamaban a detener la guerra y amar la paz. La contracultura embrujada por el rock, jugó un papel fundamental en el fracaso político norteamericano de invadir Vietnam.

Nuestro compañeros de Wooodstock enseñaron cómo se debe vivir en el mundo: sin odio, sin guerra.

Después de las bombas y el aire incendiario del Napalm. Después de los cadáveres de adolescentes, del fuego derritiendo las pieles, las carnes.
Después de toneladas de muerte arrojadas sobre la selva de Vietnam, vino Jimi Hendrix a pararse en Woodstock interpretando el Star Spangled Banner. El himno de los Estados Unidos salió deformado y tormentoso de la guitarra del chamán negro. Su sonido era el de un país aullando de dolor,revolcado en el suelo como víctima de un fogonazo salido de entre los árboles.
A esas alturas, en agosto de 1969, el rock´n roll estaba convertido en una muralla imposible de derribar por la campaña belicista del gobierno norteamericano. El rock, que había nacido como rebelión básicamente generacional, primero, y contracultural, después, había tomado ribetes ideológicos peligrosos cuando decidió combatir a la Casa Blanca. Ya Dylan había dicho que los tiempos habían cambiado, ya los Who habían gritado que preferían morir jóvenes que siendo viejos decrépitos. Pero ahora se abría un nuevo frente de batalla, allá lejos, donde miles de adolescentes morían sin saber por qué. Eran los sacrificados del alma, según Santana; los hijos de la fortuna, según Creedence Clearwater Revival; los voluntarios, de Jefferson Airplane; los niños de Estados Unidos, según ironizó Bruce Springsteen una década más tarde.
La peor batalla de Washington estaba en su propia casa, donde el movimiento antibélico tenía cuerpo y organización. Ahí, el descontento hizo surgir la figura del antihéroe cuyo reflejo social más reconocido fue el hippismo. El antihéroe tomaba forma de Lennon gritando por Nueva York que la guerra terminaba si tú lo querías o de Peter Fonda subido arriba de una moto en el filme Easy Rider, recorriendo el país sin un sentido práctico, sólo drogándose, sólo viviendo, sólo teniendo en el norte el arcoiris de la "paz y el amor".
La guerra de Vietnam fue una chispa caída en un movimiento contracultural ya transformado en bencina. Desde hacía dos décadas, la rebelión juvenil buscaba nuevos senderos de expresión y esta guerra no hizo más que clavar una bandera contra la cual pelear. O como dice David Crosby, de la mítica banda Crosby, Stills, Nash and Young, "Vietnam lo cambió todo porque cambió la manera en que nosotros comprendíamos todo". Crosby acaba de lanzar el libro Stand and Be Counted, que habla precisamente de la intensa relación de los artistas pop con la política. Y, en esto, el bigotudo guitarrista y también fundador de The Byrds tiene experiencia al haber sido uno de los más fervientes detractores de la guerra de Vietnam y de las formas siniestras que con ella tomaba la política contingente de Estados Unidos. Tras el asesinato de Robert Kennedy en 1968, por ejemplo,escribió la canción A Long Time Gone, mientras que su compañero de banda,Neil Young, le dedicó Ohio a los cuatro chicos que fueron muertos en una escuela de Kent, en 1970, por efectivos estatales. La banda grabó esta canción al día siguiente del hecho y, una semana después, ya se escuchaba rabiosa en las radios del país.
La fuerza de los amigos Los principales íconos del pop formaron un sólo batallón contra la guerra. La música reaccionó instantáneamente, no así el cine que recién tomó como motivo a Vietnam una vez que el conflicto terminó. Hollywood,acostumbrado a ensalzar el patriotismo con películas de la Segunda Guerra Mundial, Corea o la Guerra Fría, estaba lejos de hablar derechamente contra Vietnam cuando el rock se le paró enfrente. Los mitines organizados por Lennon fueron certeros. O Hendrix que en su calidad de ex militar se plantaba frente a la multitud para entonar Machine Gun y dedicársela a "los soldados que peleaban en Chicago, Nueva York y, por supuesto, a los que caen en Vietnam".
Y allá, lejos entre la selva, los muchachos se conectaban con sus familias, con los recuerdos, fumando Marlboro, marihuana y escuchando rock. Hendrix, Creedence, The Doors, fueron la banda sonora de un sueño por cumplir: que la pesadilla termine y que alguien detenga esta estupidez. Dicen que en 1975, cuando ya el Napalm se había enfriado, las tropas cantaban llorosas Wéve Gotta Get Out of This Place, de los Animals. Y algunos, los más duros, sacaban un disco de Woodstock, ese festival que se había celebrado en Nueva York hace seis años para protestar contra toda esta porquería. Lo ponían a la intemperie para bailar el último rock antes de subir al helicóptero rumbo a Norteamérica.
La canción era para bailarla metidos hasta las rodillas en el barro,derrotados, pero felices. I Go Home, de Ten Years After. Me voy a casa,nena. Sí, me voy a casa.

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